Cultura Solidaria

Validación médica

Aunque no sea exclusivo del colectivo médico, ni aun siquiera reciente, que el cuerpo docente viene años “aggiornándose”, aparte de las preceptivas visitas e informes de la Inspección y la exhaustiva constatación burocrática, por la realización de periódicos cursillos y ciclos pedagógicos y de especialización y puesta al día, y hace ya muchos años que la Administración convoca a los profesionales a centros de actualización, es de agradecer, sin embargo, que los galenos, de cuya especial importancia social todos sabemos, pongan interés en su constante puesta al día.

 Bien sabemos que la misión médica es la de, si no evitar la muerte que sabemos segura, aunque no cómo, dónde ni cuando, pero sí retrasarla, y alargar la vida dando el mayor grado de bienestar, que hoy la salud no es sólo ausencia de dolor o enfermedad, sino el mejor estadio de bienestar, lo que llamamos salud social.
 Por lo dicho es claro que el médico está para dar vida, nunca para quitarla.

No cabe en la deontología médica intervenir en una muerte premeditada y voluntaria, por lo que se entiende al colectivo como antiabortista, aunque no falte algún nefasto “Dr. Muerte” que haga de la muerte voluntaria negocio y profesión.
 En el pretexto más confuso que proponen los defensores del aborto, el de malformación del feto, los médicos intentarán paliar tales daños, pero nunca cortar esa vida que ya tiene el embrión, el feto o el niño en sus diferentes estadios de la evolución humana dentro del útero materno. Eso sólo debe quedar en el recuerdo histórico, de cuando los griegos al niño que nacía débil o malformado lo arrojaban por el Monte Taijeto. Si preguntasen a las madres de niños con malformaciones, deficiencias, limitaciones o síndromes si desearían dar marcha atrás y deshacerse del hijo, de esos que en definición tal vez algo cursi, pero tremendamente expresiva, “niños del doble amor”, porque dan y necesitan más cariño, pocas o ninguna abortarían.

 Los Colegios de Médicos por esto tienen la obligación moral y deontológica ante este (des) Gobierno que incluso desde la incongruencia social de no ver que el país queda envejecido sin la esperanza y la alegría de nuevas generaciones, legisla una ley del aborto libre y voluntario, a pesar de la masiva denuncia social con millonarias manifestaciones pacíficas, pero rotundas, y miles de firmas recogidas en pro de la vida, reclamar para sus profesionales el derecho a declararse objetor de conciencia y no ser participes de esa cultura de muerte, de ese asesinato masivo de cientos de miles de niños cada año; esa sería la buena validación médica.

 Si no concebimos al colectivo de bomberos provocando incendios o los guardias del tráfico conduciendo a velocidades excesivas o con elevada tasa de alcohol, menos podemos pensar en médicos cuyo juramento profesional es dar salud y vida, participando en un aborto voluntario. No se entiende un médico debidamente “validado”, con óptima condición intelectual, mental y física, si luego emplea su profesión en aniquilar vidas inocentes.
Tal vez aprovechando lo proclives que los políticos se muestran a dádivas y favores cuando atisban tiempos de elecciones, éstos que a cambio de votos condescienden con Banca, Sindicatos, autonomías que se pretenden “país” y “nació”, podrían solicitar la amnistía para estos ciento veinte mil nuevos ciudadanos que cada año son inmolados en las clínicas españolas, crímenes bendecidos por la legalidad de una ley no preguntada al pueblo, no consensuada, más bien desoyendo la autorizada voz de clase médica, justicia, Iglesia y pueblo que en masa dijo “sí a la vida”, “No al aborto”.

Esa sería una eficaz validación médica facilitada por los Colegios de Médicos, tramitar la objeción y negación del colectivo a matar, cortar vida libre, voluntaria y premeditadamente.

octubre 19, 2010 - Posted by | Sociedad, Solidaridad

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