Cultura Solidaria

Las «otras» responsabildades

Artículo de Manuel FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

Por supuesto que creo y obedezco a la justicia, aunque más en la divina, que en la humana, por ello falible, pues no entiendo que un meteorólogo, un fontanero o un médico puedan errar y no un juez. Creo que en diferentes ámbitos hay error o quedan lagunas; nunca he entendido que en un encuentro deportivo el árbitro saque más grave tarjeta al jugador que, agredido, se revuelve airado contra el adversario, que al que inició la tangana; no entiendo que la embriaguez sea eximente en vez de agravante, pues el infractor beodo antes de la cogorza debió pensar en lo que podría hacer, cuando trago a trago perdiese la consciencia; no veo lógico que un okupa que ilegalmente se apodera de una vivienda esté más amparado que el legal dueño, al que incluso, se sanciona si le corta luz y agua, que sólo falta tener que llevarle el desayuno cada mañana; no veo lógico que se sancione al propietario al que le entra un caco en casa y, no sabiendo qué armas lleva, ni hasta dónde pueda agredirle, sale con una estaca y, en la refriega, hiere al caco; y tampoco entiendo por qué un heredero que recibe una herencia con todos los impuestos al día, haya de abonar nuevos impuestos; no trago por qué determinados personajes de nuestra gobernanza se vean protegidos por abusivos aforamientos, cuando son los primeros que deberían dar ejemplo; y nunca me he explicado que el policía que se ve acosado para defenderse del linchamiento se salve como pueda, se le sancione con más rigor que a los alborotadores…

Un profesional del volante me propone dos cuestiones referidas a infracciones y sanciones en circulación vial: me dice y explica que no es lo mismo velocidad excesiva, que velocidad inadecuada, y me plantea la casuística del cinturón de seguridad.
Sobre lo primero me explica, y estoy totalmente de acuerdo, que el término “excesiva” es más amplio, pero menos concreto que “inadecuada”, pues a veces se podrá rebasar la cifra legal sin ningún riesgo, mientras en otras será prudente no llegar a esta cifra, ya que hay que tener en cuenta variables como estado del piso, climatología, densidad del tráfico, e incluso condiciones del conductor, que no es lo mismo un novato que un experimentado, un particular que un profesional al que se le reconocen miles de kilómetros viajados y docenas de cursos realizados, sobre diferentes condiciones de conducción incluso, arriesgadas o extremas…

El segundo punto, sobre cinturón de seguridad, está aún más meridianamente claro: se pone la infracción por no llevar “encendido” el cinturón, a niveles de conducir a velocidad excesiva, viajar bajo los efectos de alcohol o drogas, o conducir hablando por el móvil…Se multa con diversas cantidades de euros, se quitan diferentes números de puntos, incluso se retira el carnet, o hasta se prevé ingreso en prisión, según gravedad de la infracción. Pero no se tiene en cuenta, que en todos los supuestos menos en el del cinturón se amenaza o juega con la seguridad para el resto de usuarios de la calzada, mientras en el tema del cinturón no se arriesga más que el propio conductor que no lo lleva abrochado.

Está claro que llevar, o no, abrochado el cinturón no hace correr riesgo alguno a los demás, que esto no provoca accidentes; sólo el propio conductor es quién podrá tener mayor gravedad en caso de su accidente, por lo que se le debería aconsejar, pero nunca obligar. Y me dice el profesional del volante, si por llevar abrochado el cinturón, caso de accidente no puede soltarse y queda atrapado, y tiene más graves lesiones, o incluso fallece aprisionado, de la forma más cruel, quemado vivo ¿A quién habrá que pedir responsabilidades?

Yo ahora, con la obsesión de la maldita pandemia, desde el 14 de marzo confinados, y tras sucesivas prórrogas, que como supositorios nos van metiendo, y que ahora pretenden que en vez de cada dos semanas sean mensuales, lo que ya más parece estado de excepción que de alarma, pues no sólo se nos está quitando el derecho de libre circulación, sino los de reunión, manifestación, trabajo, etc, y estando a merced del denominado “ comité de expertos”, que por tan secretos nadie sabemos quiénes son, que lo mismo podemos pensar en Premios Nóbel de la investigación, la sanidad y la microbiología, que sean un astronauta, un taxista, un electricista o un licenciado en filosofía, amiguetes del ejecutivo, o de largo historial del puño y la rosa o la hoz y el martillo…, pregunto, si por tanto tiempo enclaustrados, unos más que otros, pues hay zonas más castigadas, y a Castilla le ha caído “el haba” y a Segovia “el hueso”…si por tanto encierro a alguien le pasa algo, estrés, ahogo, pánico, ansiedad, depresión, tristeza, soledad, incluso agorafobia, el curioso síndrome de Hikikomori, o los temibles infartos…¿a quién habrá que pedir responsabilidades, por haber, no aconsejado, sino obligado a tan prolongado confinamiento?

Pues eso, que en ambos casos, abrochar el cinturón de seguridad y aislarse en el hogar, es justo y necesario un agradecible consejo, pero no un temerario encierro, que en el caso del coronavirus, amenaza con un caos económico del que va a ser más difícil salir que de la terrible pandemia, pues muchos van a vencer individualmente al bicho, pero morirán masivamente en la miseria.
Pienso que las colas para presentar denuncias van a ser tan largas como lo están siendo ya las de los que solicitan el pan de cada día porque quedaron en la calle con una mano detrás y otra delante.

May 14, 2020 - Posted by | Política, Sociedad, Solidaridad | , , ,

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